Toxicos en el agua (en construcción)

El agua es un elemento esencial para la vida. El agua del grifo en España se considera potable. Con ella nos duchamos, se cocinan verduras, pastas, etc, e incluso se bebe.

Sin embargo, puede contener una serie de sustancias perjudiciales para la salud. En principio, las empresas suministradoras realizan análisis periódicos a fin de detectar dichas sustancias y evitar su consumo en caso de que superen ciertos límites establecidos por la comunidad europea.

Estamos hablando de sustancias químicas que están presentes en el agua, no de microorganismos, que se controlan mediante cloración y otros procedimientos. Estas sustancias no necesariamente son contaminantes originados por la actividad humana. Pueden ser sustancias de origen natural, debidas a la composición química del terreno por el que el agua atraviesa antes de llegar a la red de distribución.

Un tipo de contaminante conspicuo en el agua de grifo en España son los trihalometanos, resultantes de la cloración del agua, sospechosos de provocar cáncer de vejiga urinaria, entre otros.

Otros contaminantes pueden ser metales como el mercurio, plomo, cadmio, arsénico o cobre, por poner algunos frecuentes.

Algunos de ellos se acumulan en el organismo. Nuestro organismo confunde el plomo con el calcio y lo almacena en nuestros huesos, con una vida media de unos 20 años. El mercurio cruza la llamada “barrera hematoencefálica” pero no vuelve a salir, pudiendo causar distintos efectos sobre la salud, incluyendo demencia (caso del sombrerero de Alicia en el país de las maravillas, puesto que en aquella época se utilizaba el mercurio para tratar el fieltro con el que se hacían los sombreros). Otros como el arsénico son carcinógenos.

El plomo puede provenir de antiguas tuberías (actualmente obsoletas), o de la contaminación por el tetraetilplomo utilizado como antidetonante de la no tan antigua gasolina con plomo, y que afecta a la tierra alrededor de carreteras y autopistas. El cobre puede provenir de los tramos finales de los grifos domésticos (si se ha estado tiempo fuera de casa puede afectar a los primeros chorros que salen del grifo). Ambos también pueden proceder, como se ha mencionado, de las rocas que atraviesa el agua en su camino hasta el consumidor.

Otros contaminantes pueden ser fluoruros y nitritos. Por encima de ciertos límites, los fluoruros deterioran los dientes (fluorosis) y son tóxicos, y los nitritos son cancerígenos. Asimismo, los nitratos pueden convertirse en nitritos en el cuerpo humano.

Finalmente, puede haber contaminación por plastificantes, debido a los envases o a las tuberías utilizadas. Los envases deben ser de Polietileno Tereftalato (PET), pero en su fabricación se utilizan ftalatos, lo mismo que en tantos plásticos de uso alimentario como el polipropileno. Las tuberías de uso doméstico son de Policloruro de Vinilo (PVC), aunque en principio no deberían liberar Bisfenol A.

Los contaminantes inorgánicos se pueden determinar cuantitativamente por métodos espectrofotométricos y por potenciometría de ión selectivo. La migración de plastificantes al agua se puede determinar por cromatografía de gases (GC) seguida de espectrometría de masas (MS). Así hablaremos, por ejemplo, de GC-MS. Aunque el método más utilizado en la actualidad y también el más directo es la cromatografía de líquidos de ultra-alta resolución (UHPLC) seguida de MS-MS. Este último método permite determinar, con técnicas especiales, hasta cantidades del orden de nanogramos por kilo (ver los apartados sobre la migración del bisfenol A).

En este apartado del blog se recogeran los resultados de la determinación de la presencia de plomo, arsénico, fluoruros, nitritos y nitratos en el agua de grifo de distintas zonas de España.