El
Sol emite radiación en muchas longitudes de onda distintas. Desde los rayos
gamma hasta el infrarrojo lejano y ondas de radio. La atmósfera protege (si lo
permite el agujero de la capa de ozono) de las longitudes de onda más cortas
(rayos gamma, rayos X y UV más duro) y de gran parte de las más cortas (aunque
menos dañinas). Sin embargo deja pasar el UV a partir de unos 330nm.
Esta
radiación UV es la que nos pone morenos y nos causa las quemaduras solares.
Como cualquier radiación, tiene efectos acumulativos a lo largo de toda la vida
de una persona. Causa cánceres de piel y cataratas, entre otros efectos
indeseados. Por otro lado una cantidad razonable de radiación solar es
necesaria para la síntesis de vitamina D, necesaria para consolidar el calcio
en los huesos. Luego, hay que tomar el Sol, pero sin pasarse.
Para
cuantificar el efecto de la radiación UV solar sobre el ser humano, se define
el llamado “índice UV” (IUV). A mayor índice, más cantidad de UV recibimos. El
IUV es mayor en las horas centrales del día (de ahí que se recomiende no tomar
el Sol durante esas horas), aumenta con la altitud y al disminuir la latitud
(es decir: más cerca del ecuador) y es menor cuando hay nubes. El IUV predicho
para cada región de España puede encontrarse en la AEMET, lo mismo que los IUV
medidos en días anteriores.
Puede
ser útil, en personas de piel sensible o que viven en lugares de cierta altitud
o baja latitud, disponer de un medidor de IUV de bolsillo. Permite, entre otras cosas,
conocer cuando se puede salir al exterior sin protección, o bien durante cuanto
tiempo, o conocer el IUV cuando hay nubes. Efectivamente, cuando hay nubes es
cuando se tiene una falsa sensación de seguridad que puede no corresponder a la
realidad. Existen distintos modelos relativamente económicos que se pueden
comprar, por ejemplo, en eBay.com. Algunos de ellos incluso dan el tiempo
máximo de exposición según el tipo de piel.
Pero…¿proporcionan
medidas fiables? Para responder a esta pregunta se han adquirido dos tipos
distintos de medidores de IUV (figura superior), se han tomado medidas con ellos durante varios
días a distintas horas, y se ha comparado con los IUV medidos por la AEMET,
corrigiendo de la diferencia entre la hora solar (la que proporciona la AEMET) y el tiempo
oficial (de nuestro reloj). Los resultados se muestran en la gráfica siguiente.
Se ha representado la diferencia entre el IUV medido por cada aparato y el proporcionado por
la AEMET en función del IUV medido por la AEMET. Puede observarse que ninguno de los dos aparatos proporciona medidas fiables (sobre la línea roja) en todo el rango. La desviación es mayor para IUV < 7-8, marcando valores que pueden ser bastante superiores al real. Para IUV > 8, los errores disminuyen y se aproximan al valor real, pero uno de
los medidores proporciona medidas superiores a las reales (aunque más
vale así), mientras que el otro proporciona medidas inferiores a las reales, lo cual puede ser peligroso. Esta no linealidad es real, no es debida a un error en la diferencia horaria, puesto que se ha confirmado que los máximos medidos se corresponden con las horas esperadas.
En
conclusión, que los medidores IUV
pueden ser útiles, aunque hay que calibrarlos previamente y, al menos los que se han medido aquí, solo proporcionan medidas próximas a las reales para IUV > 8..
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